Por la puerta de atras
LONDRES, 13 de Agosto- No era la forma de despedirse, no era lo que el mundo esperaba, Usain Bolt le rompió el corazón al planeta entero mientras lloraba en la pista atlética de Londres, mientras el equipo de 4×100 de Gran Bretaña se quedaba con el título mundial.
El “Hijo del viento” yacía tirado sobre el tartán llorando, era rabia, era impotencia, era su despedida y no terminaba como debía, si bien por tiempo, desempeño y actualidad el equipo jamaiquino tenía pocas chances de lograr una medalla en los 4×100, la esperanza recaia en un final brillante de Bolt para despedir su carrera, no fue así.
La prueba de 4×100 empezó con Estados Unidos a la cabeza, Gran Bretaña daba la pelea y muy por detrás aparecía Jamaica, con un equipo en donde la gran figura Usain Bolt se despedía, el sucesor Yohan Blake tuvo un mundial para el olvido eliminado de los 200 metros y sin ser protagonista de los 100, las esperanzas jamaiquinas a decir verdad vivían más por lo que fue alguna vez este equipo, que por la actualidad del mismo.
Para cuando el testigo llegó a Bolt ya se notaba que algo extraño podía pasar, el jamaiquino, no se lograba acomodar en su carril, no encontraba la mejor posición de salida, se sentía nervioso, se veía en su mirada que algo no andaba bien, tras los primeros diez metros, Bolt se veía quedado con respecto a los demás participantes, trastabilló e intentó continuar, sin embargo ya era tarde, una falla en las zancadas llevaron al hijo del viento a darse por vencido, no quiso pelear más y se tendió sobre el tartán mientras lloraba con impotencia, la historia no debió terminar así.
Fueron minutos de incertidumbre, Bolt tendido en el piso no se levantaba, su equipo llegó para apoyarlo, el campeón no podía despedirse sin terminar la carrera, lo levantaron y rechazaron la silla de ruedas que llegaba para llevárselo, Bolt pasó caminando la meta escoltado por su equipo, otra sería la historia cuando las cámaras no los estuvieran enfocando.
En la zona mixta el ambiente era tenso, los británicos campeones del mundo pasaron a un segundo plano, desde el comienzo se sabía que esto pasaría era la noche de Bolt, todos esperaban que Usain hablará pero él evadiendo toda la organización del evento decidió saltarse este paso obligatorio y refugiarse en el camerino, sus compañeros no quisieron hablar, en cambio entraron al recinto golpeando paredes e inclusive Julian Forte pateó una reja que terminó en el piso no quiso hablar, más de dos o tres palabras en donde demostraba su enojo con la situación, la decepción de los jamaiquinos iba acompañada de furia, se empezó a especular de una posible lesión fingida por parte de Bolt entre los periodistas y voluntarios, nadie nunca va a poder comprobarlo.
El hijo del viento se despidió, sin bombos ni platillos, la vida no quiso que dijera adiós con una vuelta olímpica como si lo hizo Mohammed Farah, en cambio se fue entre lágrimas e incertidumbre evitando las cámaras.